miércoles, 30 de marzo de 2022

Escándalo de los Oscars: ahora la aureola la llevan todos

Con el avance de los días, la conciencia moral y sobre todo la conciencia sobre la preocupación por el otro, crece cada vez más. Esto sin duda alguna, nos ha permitido como sociedad, convertirnos en una humanidad mucho más tolerante, más flexible y sobre todo más abierta a vivir, oír y conversar sobre algunos temas que antes de ser tabú, eran el grillete de muchos en el siglo pasado. Sin embargo, este gran acontecimiento también, le ha dado paso a muchos, de olvidar sus raíces y sobre todo de convertirse en los nuevos inquisidores de la moral y del respeto por los demás, abriendo la delgada brecha entre el entender y el padecer. Es por esto mismo que lo sucedido este fin de semana en los Premios Oscar de la Academia, abrió el debate para muchos sobre violencia, agresión y muchos otros temas que son el plato fuerte en el menú de la sociedad posmoderna. Ahora bien, acaso la parcialidad al tomar una posición tanto por uno como por otro, ¿no demuestra también nuestra falta de poder ver la perspectiva completa de toda esta situación? La burla hacia las enfermedades, sea cual sea el origen de estas, NO es aceptable bajo ningún panorama y, por supuesto, la respuesta violenta hacia un ataque de esta naturaleza, resulta igual de reprochable que la primera pero, salir hinchando pecho diciendo que la reacción de Will Smith fue la de un macho agresor que se escuda en el amor para ser violento, o que es un agresor que debe ser castigado, o que su reacción fue bastante desproporcionada para la situación, es simplemente el sinónimo de una sociedad mojigata que está acostumbrada a lanzar la piedra, mientras esconde su pecado. He oído y visto mucho sobre la reacción explosiva de Will Smith frente a la "josoca" intervención de Chris Rock, un bully que disfraza su agresión, intolerancia y prejuicios con bromas salidas de todo y fuera de toda EMPATÍA hacia quienes las dirige. Y por supuesto, nadie es perfecto y mucho menos tolerante hacia una agresión puntual y directa sobre un ser amado. Sin embargo parece que ahora todas las personas alrededor del planeta, parecen haberse convertido en el Dalai Lama o en la nueva encarnación del mismísimo Budha o por qué no al mismo Jesucristo... Pues la reacción en los Oscar, aunque equivocada pero humana, parece ser ajena ahora a TODOS. Yo quisiera preguntarle a todos aquellos que andan diciendo que es una reacción de macho tóxico, o que su bofetada fue una respuesta demasiado violenta, si en algún momento de sus vidas ¿no han explotado ante una situación de manera completamente irracional? Alguien se ha preguntado si esta acaso, no fué la reacción de una persona que lleva ya mucho acumulando silencios, disgustos y miles de batallas internas que al fin, gracias a un detonante, hicieron que todo se saliera de control. Chris Rock, en sus 15 minutos de fama en los Oscar, consideró bastante divertido burlarse de una condición médica por la que Jada Pinkett, lleva batallando durante años y por la que sin duda alguna ha debido sufrir no solo sin sabores ante una sociedad plástica y llena de prejuicios sino también, por conflictos internos que sin duda alguna la han puesto en algunos momentos, contra la espada y la pared con sus emociones y pensamientos. Pero, sin detenernos aquí y sin restarle importancia a esta situación que muchos han minimizado, las burlas y ataques disfrazados de humor, han sido frecuentes para la familia Smith y en específico con Jada y más puntualmente por parte de Chris Rock; así que al final el cuento se narra solo; pues es muy probable llegar a la conclusión que, el chiste en la velada de los Oscar, fue la gota que derramó el vaso para Will Smith y la que terminó por ser, un gran ¡Ya basta! a las bromas de este personaje. Por tanto, la pasada noche de los Oscar se convirtió en el escenario de un gran show, en el que una bofetada terminó por ser el resultado en la acumulación de varios ataques del comediante hacia Jada y la familia Smith. Claro está que, aunque esto no es un llamado a la normalización de las respuestas físicas violentas ante las agresiones, sea cuales estas sean, sí es un llamado al análisis de cuánto debe soportar una persona las burlas y los ataques de aquellos quienes ven demasiado gracioso, tomar condiciones, situaciones y circunstancias específicas, como el blanco de sus stand up comedies... Y es justo aquí, en este preciso alto en el camino donde debemos decir NO, no es normal que la sociedad obligue a las personas a normalizar este tipo de situaciones bajo una respuesta con máscara de "diplomacia", donde el silencio, el aplomo y la amabilidad deben ser siempre la respuesta ante un ataque sensible a situaciones como las vividas en los Premios Oscar con Chris Rock y Jada Pinkett. Detener a un bully a tiempo, los ataques y los comentarios mal intensionados de muchas personas, sin que medio mundo anteponga su mojigatería, evitaría situaciones como la bofetada de Will Smith en los Oscar, en donde un hombre harto de ataques y sobre todo harto fingir amabilidad y diplomacia, tuviera que tomar la justicia por sus manos para detener, por qué no decirlo, a un idiota que no para de disfrazar con comedia, el sabotaje y la violencia a la que somete a sus víctimas con chistes flojos y nada divertidos. Paremos ya de disfrazar la agresión con comedia, de normalizar el silencio de las víctimas con diplomacia y empecemos antes de juzgar, en ser más empáticos para lograr realmente entender lo que conduce a cada persona a reaccionar de la manera que lo hace, antes de apuntar con un dedo. La gala de los Oscar, simplemente se convirtió en un gran ejemplo de lo que es nuestra sociedad: - Una pantalla llena de HIPOCRESÍA en donde ante la agresión hay que sonreír (sobre todo para encajar y no ser juzgado). - Un grupo social en donde solo se juzga al que reacciona públicamente y en el que se olvidan las razones de sus actos y sobre todo la naturaleza emocional real de todos y cada una de las personas que, al verse atacadas son sinceramente vulnerables e impredecibles. - Un cúmulo irracional falto de EMPATÍA, en donde se polarizan las opiniones a conveniencia. Aplausos para todos y un gran Oscar para esta sociedad en la que entre más días pasan, más apesta por su falsa moralidad.