Año tras año vemos como una tierra tan rica como Latinoamérica
convulsiona ante la mirada atónita de sus sobrevivientes, hemos sido generaciones
enteras las que hemos visto derrotado el sueño de independencia, libertad,
orden y justicia para todos. Compartimos la añoranza de un libertador que dejó
tras de si, una estela de duda y corrupción al igual que una lucha que hasta el
día de hoy continúa convulsionando esperando ver la luz de la victoria.
Somos el reflejo de miles de conflictos armados, explotación
extranjera, desangre financiero por parte de europeos y aún más triste la venta
de nuestras riquezas por parte de algunos rancheros ignorantes que sólo se han
dedicado a vender a nuestros países a aquellos que sólo buscan lucrarse sin
engrandecer la soberanía de nuestros terruños.
Hoy levanto una voz de protesta junto a aquellos que viven
el terror y el miedo de ver a su nación caer en un hoyo lleno de pudredumbre,
uno mi voz de indignación ante la violencia que se desata ante la desesperación
de, querer cambiar el futuro de las nuevas generaciones, hoy somos más lo que
sabemos el poder que tiene nuestra voz, hoy me uno al hecho de elegir con conciencia y con la posibilidad de exigir
un cambio rotundo en nuestros gobiernos. Ya no queremos más mandatarios asesinos con
cara de cordero, ni falsos profetas salvadores que exijan a su pueblo omitir
las matanzas por una prosperidad económica en el exterior y mucho menos un
mandatario que más que político parece payaso haciendo el ridículo ante un
discurso tan deteriorado como las políticas económicas que le llevan a perder
día tras día cada vez más el control, si se le puede llamar control a los lazos
que envuelven su cacumen carcomido e infestado de ideas retrógradas, de una
nación que hoy protesta y se yergue con voz enérgica al cambio que sin duda
necesita.
Venezuela es nuestro país hermano, esa tierra que al igual
que nosotros a vivido desigualdad, atropellos y una caída que sólo se hizo
evidente gracias a una mala gerencia que la hundió en una miserable lucha
contra una convulsión económica y social que hoy la lleva a luchar para ser de
nuevo una gema que sólo quiere brillar. Cuantos muertos más, cuantas luchas y
cuantas depresiones económicas tienen que pasar nuestros hermanos para que esos
“padres de la patria” comprendan que llegó el momento de un cambio social.
Esta revolución de voces que se cansaron de estar ahogadas,
sólo es comprable con una noche de lápices que no queremos revivir, con
aquellos jóvenes y ciudadanos que, en el medio oriente alzaron su voz de
protesta para lograr un cambio social; y hoy todos juntos, alzamos una voz
firme contra aquellos que se niegan a dejar la violencia y enceguecen sus
miradas ante las injusticias sociales que se yerguen en aquel país vecino que
sólo quiere revivir, tener de nuevo la grandeza que hasta el día de hoy ha
perdido. Pero recuerden la noche es más oscura antes del amanecer, y la
persecución sólo es un síntoma evidente de lo apabullado que se siente el
gobierno regente, no hace falta mucho. Estamos contigo Venezuela.