Si, algunos lectores de entrada se sentirán ofendidos sólo
con un título tan agresivo, pero señores hay que ir más allá de la propia
sintaxis y la pobre interpretación de contexto.
Hay que aceptarlo estamos hecho de lo que vivimos, sabemos,
aprendemos y asimilamos; pues base de nuestras reglas terminaron de moldearlas
la sociedad en la que nos desarrollamos.
Soy una Colombiana promedio, nacida en un hogar acomodado,
donde alimento, vestido, educación y formación nunca fueron ajenos a mi
entorno, de este modo mis costumbres y mi forma de pensar a veces se alejan un
poco de la basta mayoría de mi sociedad colombiana porque sí, hay que ser
consientes que aún cuando las posibilidades de acceder a una educación
medianamente tolerable son altas, la mentalidad del facilismo y la cultura
traqueta y de la vida fácil inundó nuestra cultura desde los años 80.
Somos un país privilegiado pero subutilizado, no sólo
nuestro pueblo no sabe elegir sino que no sabe que hacer con esa
responsabilidad, tenemos unos de los suelos más ricos del mundo, pero se lo
regalamos a los países menos favorecidos perdiendo riquezas inigualables, nuestro ingenio traspasa fronteras, pero lo
usamos falsificando, traficando y robando, tenemos nuestras propias costumbres,
pero lamentablemente la alienación de nuestras nuevas generaciones sólo nos ha
traído la adaptación de modas y de costumbres ajenas a nuestras raíces.
Tenemos el español más lindo, perfecto y armonioso de todos
los hispanoparlantes, pero lo deformamos con anglisismos, mañas idiomáticas y
hasta deformaciones absurdas del buen hablar.
¿Qué estamos haciendo cada uno de nosotros por mejorar y
cambiar este mal logrado destino?
Hago parte de una generación que nació para cambiar el
mundo, somos la mezcla de dos generaciones que de por si, marcaron e
influenciaron nuestra forma de actuar, tenemos un espíritu libre pero un
sentido de pertenencia y responsabilidad heredado de las generaciones pasadas,
hablamos de reciclaje, de economías responsables, de inversión, de
emprendimiento y si por limpiar nuestra sociedad de exabruptos.
Yo monto bicicleta, procuro botar la basura en el lugar
correcto, limpiar, intento hacer algo por el idioma y no maltratarlo, ganar mis
cosas con esfuerzo y con mi trabajo, hago lo posible por culturizarme y lucho
por ser cada día más, lo menos ignorante que pueda. Y usted señor lector, deje
de quejarse por sus gobernantes, por cómo luce o no su ciudad, por cómo la
juventud, según usted, sólo se pierde en un mundo que usted ya no comprende o
de cómo todo se ve cada vez más descompuesto, o sobre la corrupción o sobre la
degradación de su sociedad, más bien concéntrese en pensar ¿Cómo contribuye con
sus actos para no ser el reflejo de la sociedad ignorante de la que padece y
hace parte?.
Recuerde el éxito de todo cambio y toda transformación
exitosa, radica en la posibilidad de cambiar y hacer algo por si mismo, pues en
realidad uno no puede cambiar el mundo, pero a partir de pequeños actos, que la
gente pueda ver y empezar a aplicar con el ejemplo, podremos llegar a ser algo
mejor.