miércoles, 25 de septiembre de 2013

Somos el reflejo de una sociedad ignorante


Si, algunos lectores de entrada se sentirán ofendidos sólo con un título tan agresivo, pero señores hay que ir más allá de la propia sintaxis y la pobre interpretación de contexto.

Hay que aceptarlo estamos hecho de lo que vivimos, sabemos, aprendemos y asimilamos; pues base de nuestras reglas terminaron de moldearlas la sociedad en la que nos desarrollamos.
Soy una Colombiana promedio, nacida en un hogar acomodado, donde alimento, vestido, educación y formación nunca fueron ajenos a mi entorno, de este modo mis costumbres y mi forma de pensar a veces se alejan un poco de la basta mayoría de mi sociedad colombiana porque sí, hay que ser consientes que aún cuando las posibilidades de acceder a una educación medianamente tolerable son altas, la mentalidad del facilismo y la cultura traqueta y de la vida fácil inundó nuestra cultura desde los años 80.

Somos un país privilegiado pero subutilizado, no sólo nuestro pueblo no sabe elegir sino que no sabe que hacer con esa responsabilidad, tenemos unos de los suelos más ricos del mundo, pero se lo regalamos a los países menos favorecidos perdiendo riquezas inigualables,  nuestro ingenio traspasa fronteras, pero lo usamos falsificando, traficando y robando, tenemos nuestras propias costumbres, pero lamentablemente la alienación de nuestras nuevas generaciones sólo nos ha traído la adaptación de modas y de costumbres ajenas a nuestras raíces.
Tenemos el español más lindo, perfecto y armonioso de todos los hispanoparlantes, pero lo deformamos con anglisismos, mañas idiomáticas y hasta deformaciones absurdas del buen hablar.

¿Qué estamos haciendo cada uno de nosotros por mejorar y cambiar este mal logrado destino?

Hago parte de una generación que nació para cambiar el mundo, somos la mezcla de dos generaciones que de por si, marcaron e influenciaron nuestra forma de actuar, tenemos un espíritu libre pero un sentido de pertenencia y responsabilidad heredado de las generaciones pasadas, hablamos de reciclaje, de economías responsables, de inversión, de emprendimiento y si por limpiar nuestra sociedad de exabruptos.

Yo monto bicicleta, procuro botar la basura en el lugar correcto, limpiar, intento hacer algo por el idioma y no maltratarlo, ganar mis cosas con esfuerzo y con mi trabajo, hago lo posible por culturizarme y lucho por ser cada día más, lo menos ignorante que pueda. Y usted señor lector, deje de quejarse por sus gobernantes, por cómo luce o no su ciudad, por cómo la juventud, según usted, sólo se pierde en un mundo que usted ya no comprende o de cómo todo se ve cada vez más descompuesto, o sobre la corrupción o sobre la degradación de su sociedad, más bien concéntrese en pensar ¿Cómo contribuye con sus actos para no ser el reflejo de la sociedad ignorante de la que padece y hace parte?.
Recuerde el éxito de todo cambio y toda transformación exitosa, radica en la posibilidad de cambiar y hacer algo por si mismo, pues en realidad uno no puede cambiar el mundo, pero a partir de pequeños actos, que la gente pueda ver y empezar a aplicar con el ejemplo, podremos llegar a ser algo mejor.